
Este conocimiento, dice Demetrio, es tanto mayor cuanto más sensitivo es el individuo. Que todos poseemos unas “antenas” que nos permiten acceder en mayor o menor grado el universo que nos rodea.
Añade que: “depende más de la sensibilidad del individuo sus conocimientos que todo lo que haya podido “aprender” puesto que realmente aunque lo aprenda no lo experimenta…”
Además podemos ampliar nuestra sensibilidad y con ello nuestros conocimientos con nuevos instrumentos científicos como son telescopios, microscopios, amplificadores de sonido, aceleradores de partículas, etc. Lo que se consigue es que el cosmos que percibimos sea mayor.
Pero igualmente resulta posible aumentar nuestra sensibilidad a través de la lectura de libros -actuales e históricos- que otros han escrito y que (experimentaron dichas sensaciones)… Sin duda hay lecturas que resultan muy inspiradoras.
…
En cualquier caso: ¿somos conscientes de nuestras “antenas”? Es probable que el peso de la familia, educación, sociedad y cultura nos haya desconectado de nuestros más preciados instrumentos para captar lo que nos rodea.