Quien confía, cree, quien cree, ama, quien ama, crea, quien crea amando y confiando, logra.
¿No es lo mismo pensar que creer?
Dice Alejandro Jodorowsky que el individuo que confunde pensar con creer enuncia conclusiones de aparentes razonamientos para luego, íntimamente, buscar los pensamientos que pueden conducir a esas conclusiones.
¿Qué es la creencia?
La creencia es un esquema mental cuya función es ayudar al intelecto a percibir el mundo y sobrevivir en él, pero que se suele confundir con “la verdad” y causa guerras a todos los niveles.
¿De dónde vienen nuestras creencias?
Hay creencias que son parte de la herencia familiar y nos limitan el crecimiento; estar dispuestos a renovarlas por otras más útiles para quien somos hoy, nos ayudará a vivir más plenamente.
La salud mental está en relación directa con la flexibilidad de las creencias; rigidez es sinónimo de inadaptación y de muerte.
¿Y las falsas creencias?
Según Richard Monvoisin, las falsas creencias son como muletas para muchos humanos, por eso no hay que quitárselas de golpe, sino demostrarles que pueden andar sin ellas… Si quieren.
¿Tenemos que creer algo por el simple hecho de que lo veamos expuesto en un museo o en un lugar de «prestigio»?
Para Fontcuberta, la ciencia es otro de los lenguajes autoritarios, en tanto que es usado y filtrado por las instituciones para crear verdades absolutas que la gente no se molesta en cuestionar.
¿Si no lo veo no lo creo?
Afirma Deepak Chopra que: “Creer para ver” y no “ver para creer” significa que si no se cree en algo, no se ve y no se oye, no se puede tocar, gustar, ni oler.