
Ingresamos a Abril, el cuarto mes del año, que, numerológicamente nos brinda una nueva oportunidad para dar una forma concreta, pero no necesariamente definitiva a nuevos proyectos, nuevos ideales. Si los nutrimos con la luz de nuestra conciencia no solo seremos nosotros los beneficiados; sus destellos se convertirán en una lluvia de beneficios y estímulos para todos los que estén dispuestos a recibir.
El Papa y la Papisa, la pareja espiritual del Tarot, aporta cada uno con su fuerza divina para impulsar esta nueva construcción. La Papisa atesora una serie de datos, de conocimientos que permitirán el alumbramiento de nuevas posibilidades. El Papa, por su parte, utilizando sus capacidades emisoras desea superar un nivel, que alguna vez le brindó seguridad y estabilidad, señalando un nuevo objetivo que pretende alcanzar. Sin embargo, la inversión numerológica (V, XVIIII, II) ubica a la Papisa al final de esta frase de tres cartas lo cual la ubica en una posición difícil; su capacidad de almacenar se traduce en parálisis insegurizando al Papa que duda al momento de dar el paso prefiriendo respetar lo pre establecido, lo tradicional. El mensaje acá es utilizar nuestro conocimiento archivado como plataforma para nuevos impulsos, nuevos planes, nuevos deseos. Solo si confiamos en la constante renovación de la vida podremos avanzar.
Álvaro Santi
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