
Son muchos los maestros que hemos tenido en nuestra vida primero en la infancia, después la adolescencia e incluso en la juventud o más allá de la misma. Sin embargo hoy hablaremos del código que mostraba una gata maestra que no hablaba, pero sus acciones sí lo hacían.
Este artículo va dedicado a las mascotas que, día a día, con su forma de actuar nos muestran caminos insospechados. Tuvimos la suerte de que nuestra gata Caracola nos acompañara durante siete años. Siete lecciones extraídas de su código de comportamiento:
1ª lección: Una curiosidad infinita.
Cualquier novedad que apareciera en su entorno debía investigarla en profundidad. Estaba siempre atenta. (Todos los animales viven en el presente a diferencia de nosotros que nos gusta instalarnos en el pasado o en el futuro)
2ª lección: Su pertinaz insistencia.
Pensamos que había fantasmas en casa cuando era ella la que había aprendido a abrir alguna de las puertas. (La habilidad y fuerza de algunos felinos llega a ser sorprendente)
3ª lección: La flexibilidad de los límites.
Cualquier ventana o puerta de azotea que estuviera entreabierta era una invitación para que explorara el vecindario a través de los tejados. (¿Cuántos de nosotros no preferimos la rutina a tener que enfrentarnos con novedades e imprevistos?)
4ª lección: La sociabilidad.
Si había invitados en casa era la primera en conocerlos. Confianza total con niños, jóvenes y adultos de cualquier edad. (Los humanos desconfiamos y nos gusta defendemos con fuertes corazas -también emocionales)
5ª lección: El silencio.
Como la mayoría de los gatos podía estar en silencio, en cualquier lugar, hasta el punto de hacerse invisible. (Los humanos necesitamos ruido, sentirnos acompañados. ¿Tememos el silencio?)
6ª lección: La maternidad.
Una gata abnegada que lo llevaba todo adelante pero que sabía dejar ir a sus crías llegado el momento. (Algo que parece que nosotros los humanos todavía no hemos comprendido del todo. ¿Consideramos a nuestros hijos como nuestras propiedades?)
7ª lección: El instinto.
Quién tenga una gata en época de celo sabe a qué me refiero. Tal vez sea molesto pero los animales no tratan de disimularlo, lo viven con total intensidad. Además esta gata era muy territorial y defendía con uñas y dientes lo que consideraba su espacio. (Los humanos estamos tan domesticados, incluso más que nuestras mascotas, que desconfiamos de nuestras intuiciones y parece que hemos apagado la conexión que todos tenemos con el Universo que nos rodea)
¡Gracias Caracola!