Chiste + conciencia. Alejandro Jodorowksy

Dos hombres están sentados largo rato, sin hablar, frente a un enorme terreno vacío. De pronto uno se levanta, dibuja en la tierra un círculo de dos metros de diámetro, mete un pie dentro de él, mira hacia su compañero y le dice: «Voy a ir al centro. ¿Necesitas algo?».

Nadie vive en una realidad absoluta, cada persona vive en el mundo tal cual es, más las proyecciones de sí mismo. Mucho de lo que creemos ser o tener o ver, son cosas infectadas de ilusiones: ideas locas, sentimientos imitados, deseos desviados, necesidades inútiles. Si no hemos procedido a una limpieza del artificio que consideramos nuestra persona, viviremos con la esperanza de alcanzar metas que no nos corresponden. Otros, con personalidades más fuertes que la nuestra, pero igualmente ilusos, creyendo en su «perfección» pueden arrastrarnos hacia formas de vida que giran alrededor de ellos y de sus sueños de grandeza. Se necesita valor para reducir las construcciones del ego a una sana vacuidad y a partir de ese aparente desierto, comenzar a vivir como realmente somos y  no como otros quieren que seamos.