
“¿Qué pasó en vuestro primer encuentro?”, pregunté. “Eran un millón de mariposas locas y rebeldes generando ciclones en un espacio de menos de dos centímetros cúbicos como detrás de mi estómago”, me dijo y prosiguió: “lo sentí de golpe, como una revolución inevitable, un golpe de estado contra el sistema impuesto por el líder supuestamente cuerdo que habitaba en mi encéfalo.”
“No hay nada que hacer, querido”, le respondí. “No hay respuestas porque no hay preguntas. No hay sombras de dudas porque la verdad lo ilumina todo. Cuando te cruzas con una persona que será significativa en tu vida, la certeza se manifiesta a gritos, o a ciclones, desde tus tripas. De abajo arriba. Quizás porque la cabeza puede que esté más ocupada en conservar que en revolucionar”.
Karla Hamelin
Imagen: https://www.instagram.com/psicologia_xxi/