En sus manos tenía un libro -el de la vida- y estaba en el final de uno de sus capítulos. A punto de iniciar la lectura del siguiente, tal vez un buen momento para hacer balance.
No tenía ninguna duda de que la vida era un cambio continuo. De ahí que iniciar un nuevo capítulo supondría añadir nuevos matices a la historia. A consecuencia de nuestra aceleración y falta de reflexión, estos cambios pasan la mayoría de las veces desapercibidos, o en cualquier caso no somos demasiado conscientes de lo que se mueve entre bastidores.
Pero sigamos con el libro. El título del nuevo capítulo ya aporta una pista o indicación de lo que vamos a encontrarnos. Un título interesante:
“Los aspectos menos evidentes de los otros”
Pensó: “Los otros son un espejo que nos refleja. El nuevo capítulo colocará allí la lupa de aumento, mostrará matices sobre lo que habitualmente nada se dice”
Una clave -aprendida de uno de sus maestros- consistía en volcar la atención, poner los cinco sentidos, en las primeras frases del capítulo. Buscar algo que resonara en su interior:
“…innovar es cambio, es transformación, es riesgo, es aprender del error, es aprender del otro”…
Sólo era una frase, de las muchas que podría leer a lo largo del capítulo, pero por alguna razón le había llamado la atención.
El director de la historia -personaje central- captaba rápidamente cual de los numerosos instrumentos de cuerda, viento-madera, metal y percusión estaba introduciendo novedades en su orquesta sinfónica.
Escuchó a uno tarareando la canción de Frank Sinatra “a mi manera” Habitualmente muy lento y pesado, ahora parecía desbocado.
Otro se subió al punto más alto del escenario y desde allí recordó una cita de Winston Churchill, que dice:
“El gran problema de la sociedad actual es que la gente no quiere ser útil, sino importante”.
¡Qué difícil era captar la esencia de aquel nuevo capítulo antes de haberlo leído!