Nos educaron para enfocar la mirada hacia el exterior de nosotros, ¿pero quién nos dijo algo sobre poner el foco de nuestra atención en nuestro mundo interior?
Procuramos escuchar y asimilar los mensajes que nos llegan por nuestros órganos perceptivos pero, ¿ponemos suficiente atención en captar las sensaciones sentidas de nuestro cuerpo? ¿y a la voz de nuestro Ser Esencial? ¿cómo es su tono? ¿cuál es el contenido de su discurso? ¿qué nos dice cuando podemos silenciar el ruido externo y el parloteo de nuestros personajes interiores boicoteadores?
¿Cómo vamos a querer estar con el otro, amarlo, no juzgarlo, comprenderlo y acompañarlo, si no hemos hecho aún el ejercicio de estar, amar, no juzgarnos, amarnos y acompañarnos a nosotros mismos?
¿Y si en lugar de buscar las respuestas afuera, empezamos a buscarlas adentro?
Párate cada día en el silencio, cierra los ojos y atiende a las oleadas de tu respiración, mientras vuelves tu mirada hacia tu mundo interior.
Sólo eso.
Por ti y por la humanidad.
Texto e imagen: Carmen Guerrero