¿Estamos buscando un refugio sólido en nuestra vida, un espacio que sea cómodo, exento de complicaciones y problemas?
La finalidad que verbalizamos esconde la prohibición de nuestro árbol genealógico. Por tanto, con esa finalidad hemos de buscar dónde está la prohibición que nos impide tener pareja.
Nos engañamos a nosotros mismos cuando buscamos de forma inconsciente parejas que no pueden llegar a buen puerto, bien porque ya tienen una relación o por su inclinación sexual distinta a la nuestra. También podemos enredarnos en amores platónicos, que aunque cueste reconocerlo, son síntomas claros que muestran la prohibición en la que vivimos.
Las posibilidades no se agotan con estos pocos ejemplos, proponemos descubrir otras trampas en las que es posible quedar atrapados.
Las parejas capaces de mantener una actitud generosa hacia los demás mejoran sus vidas.
No hay mejor finalidad para una pareja sana que la de crear conciencia.
Extracto de «Parejas sin fin. La pareja como terapia«
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