Tras una visita a la mejor librería de su ciudad quedó asombrado por la gran cantidad de libros que explicaban cómo vivir la propia vida, obtener riquezas, felicidad, realización y casi cualquier otra cosa que pudiera imaginar.
Manuales, muchos de los cuales estaban traducidos a varios idiomas (claro indicador de que se vendían bien) repletos de consejos y fórmulas magistrales para todos. ¿Era eso posible?
Al abrir uno de aquellos libros al azar observó un índice similar al de los libros de recetas. No importaba la edad, ni los aspectos emocionales, intelectuales, sociales o culturales del lector. No había la más mínima distinción al respecto del “tiempo, lugar y gentes”.
¿Todos podían utilizarlas sin ningún tipo de prescripción ni guía? ¿Funcionarán en realidad?
Un encargado de la librería que estaba ordenando una estantería a su lado le dijo al ver su expresión:
Aquí los libros nos rodean por todas partes. Es mejor que te dejes guiar por tu intuición y observes si hay alguno que, por alguna razón, llama tu atención. Después, si al hojearlo observas que no está escrito para ti ciérralo inmediatamente.
La clave consiste en buscar aquello que pueda despertar tu conciencia. Aunque no sea un libro…