Mimosa pregunta:
No encuentro el alma mía … Confusión, Opresión, Tengo un recuerdo de niña, Callada de índole, Y soñadora y tímida. Pero en dos se divide mi personalidad, Porque también sé ser incisiva,
Resuelta pero agresiva … Actriz y directora, cantante, pintora, Artista, Pero me hace sufrir no ser espontánea … Y aún más temer que no voy a concluir nada en la vida,
Estoy inmóvil, aterrada por el miedo Quisiera poder encontrar a mi verdadera mí misma, ponerme de acuerdo con ella, Entender cuál es mi naturaleza, Ser sencilla, aceptarme,
dejar de ser contra mí tan dura. La verdad … acaso … Es que me siento inadecuada, Inquieta, perversa … Soy una chica callejera, Mis amigos son punks o son artistas,
Y todos me repiten que les entristezco Porque no saco a luz mi sexualidad Y, si lo intento, no tengo espontaneidad, En el sentido que busco en el sexo Sentimental afinidad …
Pero ¿qué carajo me pasa? Lo único que puedo pedirle a Dios, Es que me haga encontrar mi verdadero yo, el yo profundo, mi doble …
Sin deber, creer, ser, existir, Titubear, desistir, Decidir a la fuerza, Como si tuviera el deber con todo, Sin parar y sin saber por qué, Con un eterno interrogante
Punto interrogativo, que busca respuesta a no sé qué … Y estoy aquí, hinchándome las bolas, Con toda esta ampulosidad Quisiera estar más relajada, Comenzar bien la jornada
Con el valor de apropiarme de la situación, De todo lo que deseo, Sin más negación …
Alejandro Jodorowsky responde:
Querida Mimosa, he extraído de tu poema algunas líneas esenciales:
«en dos se divide mi personalidad, me siento inadecuada, no saco a luz mi sexualidad. Lo único que puedo pedirle a Dios, Es que me haga encontrar mi verdadero yo, el yo profundo, mi doble … Y hasta cuando estoy cerrada, estoy aquí, hinchándome las bolas. Quisiera estar más relajada »
Es evidente que temes que el alma que no encuentras sea viril. Tu vagina está cerrada, tu bolas imaginarias se hinchan… A veces, cuando la madre está encinta, para satisfacer el narcisismo del padre, desea parir un niño. Forma al feto con esa intensión. Si la que nace es una niña, esta vivirá toda su vida negando su cuerpo y sus pulsiones femeninas, porque en su memoria celular guarda la prohibición de sus padres de ser una mujer. Si a esto se agrega que la madre y el padre tienen ideas opuestas y viven en una continua lucha, la hija absorberá sus personalidades contradictorias y dividirá su vida en la conducta-madre y la conducta-padre. Identificada a ambos, con el orgasmo femenino y la capacidad de engendrar hijos, prohibidas, estás «inmóvil, aterrada por el miedo, temiendo que no vas a concluir nada en la vida, queriendo estar más relajada, encontrar tu verdadera misma, ponerte de acuerdo con ella, entender cuál es tu naturaleza». La mayor parte de nuestras neurosis son producto de ordenes y prohibiciones. Nos ordenan lo que no somos ni queremos. Nos prohiben ser lo que somos y queremos. Te han prohibido ser mujer: huyes de tu cuerpo y te refugias en tu cabeza. Para llegar a ser lo que eres deberás pasearte por las calles con un disfraz de andrógino: La mitad de tu cara, la derecha, maquillada y con el pelo peinado como un hombre; la mitad izquierda con el pelo largo y maquillada como mujer. El traje será, del lado derecho, el de un hombre, y del lado izquierdo, el de una mujer. Así, exhibiéndote como andrógino, caminarás hacia la casa de tus padres. Te presentarás ante ellos diciéndoles: «Esto es lo que ustedes han creado. Depositaron en mí sus sueños, pero nunca me vieron. No soy una mezcla de esto y de lo otro. ¡Mírenme de una vez por todas! Soy una mujer completa.» Entonces te desnudas, te sientas frente a ellos, abres con tus dedos los labios de tu sexo, extraes de tu vagina un pequeña esfera de cristal, la ofreces a tus padres y te pones a llorar como una niña pequeña diciendo: «Reconozcan mi alma». Si ellos son seres humanos, te tomarán entre sus brazos, llorando como tú. Si eres capaz de hacer esto, con toda seguridad encontrarás en ti tu alma auténtica.
El arte de sanar