Aquello que puedes salvar en un naufragio es lo que jamás podrán robarte.

Aquello que puedes salvar en un naufragio es lo que jamás podrán robarte.

-¡Todo el mundo roba! ¿Quién no ha copiado alguna vez una idea de otro? Es imposible no robar en nuestra sociedad actual -dijo en aquella comida familiar.

Todos pasaron a enumerar las veces que habían sido robados: por asalto en la propia casa, en el coche tras romper un cristal, por sustracción de la cartera, una cámara olvidada en un banco del parque, etc.

No eran las altas defensas las únicas capaces de evitar un robo, aunque era cierto que ayudaban a impedirlo. Ya lo dicen los sufís: «confía en Dios, pero ata tu camello».

Llegaron a la conclusión, tras mucho debate, que tras el robo lo más importante era la actitud y el aprendizaje que se podía extraer del mismo. Las lamentaciones, en cambio, no servían para nada.