Politicos infames, dan a los que tienen, quitan a los que no tienen.
Los políticos son inocentes. Los que votan por ellos son los culpables.
Por miedo al futuro elegimos al político que mejor nos puede engañar.
Ahora la elección en política no es entre el bien y el mal, sino entre el dólar y el yen.
La política en los pequeños pueblos se reduce a odiar a los vecinos.
La política consiste en aterrar a los ciudadanos para que sigan comprando cosas inútiles.
Todos votamos sabiendo que si nuestro candidato gana hará lo contrario de lo que promete.
Después que se va el ladrón imbécil, lo reemplazamos por un ladrón incapaz.
Como a su Presidente le importa más justificarse que hacer, en este país las palabras tienen más importancia que las cosas.
Ya no digamos “Poder gubernamental” sino “Podre gubernamental”.
Este Presidente cree que la ausencia de soluciones acabarán por resolverlo todo.
Este Presidente cree que resolver los problemas es hacer callar a los que protestan.
En su cabeza hay un correcto peinado pero no un corazón. El corazón es el co-piloto de la nave. Sin co-razón, sinrazón.
Lo único que hace bien este político es disimular su incapacidad.
Como las gallinas son los políticos: cacarean promesas en un sitio para irse a poner huevos en otro.
«A los políticos y a los pañales hay que cambiarlos seguidos y por las mismas razones», George Bernard Shaw.
Alejandro Jodorowsky