Al discutir, nuestros corazones se alejan

Al discutir, nuestros corazones se alejan

Una vez le preguntaron a Alejandro Jodorowsky:

«¿Cómo se puede discutir con una persona

que reacciona con violencia?».

Él respondió:

“Cuando se irrite, comienza a rascarle la espalda como si fuera un mono.”

¿Qué pasaría si a partir de hoy nos comunicáramos en pareja en base a estos compromisos?:

-Me comprometo a escucharte con la mente abierta, sin colocarte etiquetas ni prejuzgar tu mensaje.

-Me comprometo a expresar mis emociones, mis sentimientos y mis necesidades y así, facilito que me comprendas.

– Me comprometo a no culparte de mis enfados. Mi rabia es producto de una necesidad no satisfecha, y yo soy la única persona responsable de elegir darme lo que necesito.

– Me comprometo, ante los conflictos, a focalizar mi discurso en las soluciones más que en el problema.

– Me comprometo a alejarme de al crítica inútil y acercarme a la lección que el conflicto nos enseña.

– Me comprometo a expresar agradecimiento, informándote sobre que fue lo que hiciste que cubrió una de mis necesidades y como me siento por ello.

– Me comprometo a pedirte sin exigencias, sin juicio y sin chantajes.

-Me comprometo a escucharte cada vez que lo necesites, y hacerlo con atención, con tiempo y con respeto.

-Me comprometo a escucharte también con el corazón, porque sé que el exceso de intelecto bloquea la empatía.

– Me comprometo a escuchar no sólo tus palabras, porque sé que también te comunicas con tu cuerpo, con el tono de voz y con tu silencio.

Juan Trigo añade:

“Ese compromiso con uno mismo de cara al otro, tal vez podría tener una
síntesis: me comprometo a crear y desarrollar la confianza total en ti día a
día, como referencia constante de nuestro camino a la realización.”

0 Comentarios

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *