Algunas enseñanzas afirman que las almas, antes de encarnarse, eligen a los padres perfectos para experimentar la vida que les aportará las enseñanzas necesarias para avanzar en sus «caminos de almas». Dicen que lo que vivamos con ellos de niños y heredemos de sus ancestros, tiene un sentido trascendente que, aunque no lleguemos a entender, nos ayudará a crecer como personas y a elevar el nivel de consciencia.
Muchos niños crecen sufriendo carencias de amor, son víctimas de abusos, de negligencias, de traumas de infancia en el contexto del hogar, de mano de esos mismos padres “elegidos”. Esos niños habitan en el interior de muchos adultos con problemas de depresión, ansiedad, autoestima o inseguridad. En esos casos, ¿estará en ese «camino de alma» aprender a reparentizarse? ¿entrenarse a conciencia para ser de mayor su propio padre o su propia madre y darse a sí mismos lo que ellos no les dieron? ¿trabajar para no repetir patrones de crianza tóxicos para sus propios hijos?
Sin duda, esos niños y esas niñas que habitan en nuestro interior tienen derecho a vivir una infancia feliz, sentirse amados, cuidados y guiados en todas las encarnaciones de todas las almas a través de todos los tiempos.