Acto psicomágico para una mujer que se siente dependiente de su pareja

Acto psicomágico para una mujer que se siente dependiente de su pareja

ISABEL NO SE SIENTE LIBRE Y CONSULTA:

Necesito hacer algo para resolver el problema que me aflige: me siento dependiente de mi compañero, con quien vivo desde hace muchos años, y con él no me siento libre. Ahora me estoy creando una autonomía (curso seminarios, frecuento a un maestro de pintura, salgo con mis amigas …), pero siento que, en el fondo, no estoy completamente libre; a veces me desgarran los sentimientos de culpa, o me parece que me falta el tiempo para hacerlo todo. No me siento libre ni siquiera para expresarme sexualmente, porque él siempre tienes ganas y se espera que yo le diga que sí… Me siento como si tuviera que rendir cuenta de algo a alguien… Sí, puede que sea una jaula que me construí con mis propias manos… Me gustaría que me sugirieras un acto para ayudarme a superar y transformar este estado.

ALEJANDRO JODOROWSKY RESPONDE:

Querida Isabel, Buda dijo una vez: «Verdad es lo que es útil». Te pido que aceptes por un momento esta idea y convengas en que la vida que vivimos la estamos soñando. Y si es así, podemos interpretarla como en psicoanálisis se interpretan los sueños. ¿De acuerdo?… Bien, sueñas que eres dependiente de tu compañero, sueñas que te falta tiempo para hacerlo todo, sueñas que no eres libre de expresarte sexualmente, que vives en una jaula «construida con mis propias manos». ¿Ves? Tú misma reconoces que vas construyendo los problemas que te aquejan. Esa jaula que sientes es tu Ego, tu Egoísmo. Nada das, todo lo tomas. ¿Quién te paga los seminarios, los cursos de pintura? ¿Quién te da la oportunidad de compartir ocios con tus amigas? Ni siquiera eres capaz de ofrendar tus orgasmos a tu compañero… ¿Quiénes piden y piden y nunca dan? ¡Los niños! Te comportas como una niña. Esa inmadurez es tu prisión. En algún momento, por problemas de tu árbol genealógico, te prohibieron ser mujer. Quizás tu madre, o una abuela o una tía, sufrió su condición de mujer mantenida, sintió su vida atrapada en la cárcel del matrimonio,  parió con dolores enormes o murió  en el parto o fue engañada por el marido. En fin, el mundo masculino es opresor. Y el símbolo fálico más evidente en nuestra cultura actual es el dinero. Dinero que, por el momento, eres incapaz de ganar… ¡Abandona por un momento tus sueños de autonomia cultural, tus seminarios, tus clases de pinturas, la cháchara de tus amigas! ¡Decide que durante un año vas a trabajar como una simple obrera, o como cajera de un supermercado, o como sirvienta en un restaurante, o como oscura secretaria en una empresa! ¡Y si esto no te conviene, pon un puesto de baratijas en algun sitio turístico, vende helados en la calle o crepas! ¡Aprende a ganar el alimento que ingieres! ¡Decídete a dejar de ser un parásito! Si eres capaz de hacer esto, al cabo de un año verás que te has liberado de la trampa. Entonces habrá llegado el momento de hacer una confrontación con tus abusivos padres, diciéndoles: «Cuando era niña, esto es lo que me hicieron. Esto es lo que yo sentí. Esto es lo que me produjo. Esto es lo que , por ello, aún sufro ahora. Y esta es la reparación que les pido: me deben esta cantidad de dinero.» Tú debes fijar la cantidad que pides, avaluando cuánto vale el tiempo que te han hecho perder. Pídeles un cheque delirante: no menos de cien millones de euros. Si te lo dan, colócalo dentro de un marco, en el retrete de tu hogar. Si se niegan a reconocer sus culpas, se ofenden, o te tratan de loca y no te dan el cheque simbólico, expúlsalos de tu vida, hasta que se decidan a pedirte perdón.