Pindaro 78 tiene una pregunta esencial:
Hace un año dejé a mi novia. Solamente meses después me di cuenta de que lo que me había hecho renunciar a ella era únicamente el miedo a no ser amado, que desde siempre me acompaña. Cuando me di cuenta de mi error ya era demasiado tarde, ya que comprensiblemente ella había perdido confianza en mí- Sólo unas breves y pasionales respuestas interrumpieron esporádicamente su silencio y su firmeza en querer dejar a sus espaldas nuestra historia. Su rechazo silencioso me hace sufrir, pero mi amor me ata a ella. Me siento como en una trampa, no consigo olvidarla ni convencerla a volver conmigo. ¿cómo puedo salir de este impasse que encontré tantas veces en mi vida?
ALEJANDRO JODOROWSKY RESPONDE:
Querido Pindaro 78, generalmente los seres humanos reproducen la situación emocional que sufrieron en la infancia. Si una mujer cuando niña tuvo un padre ausente, cuando adulta busca enredarse con amantes que viven lejos, quizás en otra ciudad, o que están tan absorbidos por su trabajo que tienen muy poco tiempo para dedicarlo a ella. En tu caso, si vives con el miedo de no ser amado, es porque en la infancia sentiste que tu madre o aquella que te educó, no te amaba. A pesar de que dices: «Seguí escribiéndole y demostrándole mi amor con mucha sinceridad durante todos estos meses», crees firmemente que ella no te responderá como lo deseas porque, (así lo sientes), no mereces ser amado… Mediante un acto de psic- omagia, tienes que convencer a tu inconsciente de que sí puedes ser amado.
Esto es lo que tienes que hacer: convencerás a tu madre de que te bañe como si fueras un pequeñuelo, luego que te seque delicadamente, que te ayude a tenderte en un lecho y que te bese, centímetro por centímetro, el cuerpo entero, diciéndote a cada beso: «Hijo mío, te amo». Si tu madre ha fallecido o si se niega a hacerlo, contrata a una mujer de la edad de tu madre, vístela con ropas de tu madre, más una fotografía de tu madre colgando del cuello.
Una vez que te bese entero, te debe dar un masaje cubriéndote con miel de acacia. (Si es tu propia madre hará lo mismo). Finalmente tomarás una ducha, luego te perfumarás y vestirás con ropas nuevas. Entonces le mandarás a tu ex-novia diez docenas de rosas blancas. Te responderá.
El arte de sanar