pez

Acto psicomágico de Alejandro Jodorowsky relacionado con el miedo, extraído de su libro “Psicomagia”

¡Compártelo!Share on FacebookTweet about this on TwitterShare on Google+Share on LinkedInDigg thisEmail this to someoneShare on Tumblr

Gilles Farcet: Pienso en el miedo. Es un hecho reconocido que, en muchos casos, el miedo enmascara un deseo reprimido. ¿Tienes en tu archivo algún “caso” que revele y resuelva esta dinámica en sí muy banal?

 

Alejandro Jodorowsky: Desde luego, de esas cartas tengo muchas. Esta es clásica:

Una noche de mayo, al regreso de tu conferencia, en el portal de mí casa, me atacó un hombre enmascarado que quería violarme. No lo consiguió, pero pasé mucho miedo y seguramente concentré mi espanto en el lado derecho del cuerpo que, a la mañana siguiente, estaba como paralizado. Aquello me sentir una gran aversión hacia los hombres, no soportaba su contacto y, a veces, no podía ni estar sentada a su lado. El miedo se apoderó de mí y, si volvía tarde a casa, subía los seis pisos corriendo. Yo, que nunca antes cerraba la puerta con llave, me aislé del mundo exterior parapetándome detrás de tres cerrojos. Pero el miedo no se quedaba al otro lado de la puerta, sino que me acompañaba siempre… Tú me prescribiste un acto:

“Ve a Pigalle y compórtate como una puta. Da una excusa para no irte con los hombres que se acerquen, para no pasar al acto”. Una coraza de plomo no me hubiera parecido más pesada… Elegí un 17 de julio porque el número 17 corresponde a la Estrella del tarot y a Acuario, mi signo, con lo que me ponía bajo su protección.

No conocía bien el barrio así es que fui primero a reconocer el terreno. Por supuesto, me resultaba muy difícil interpretar ese papel, completamente nuevo para mí, por lo demás. El 17 por la noche, a las nueve, vestida con minifalda, una blusa muy ceñida, zapatos de tacón y medias de malla y muy maquillada me encaminé a Pigalle. Realmente esperaba no toparme con ningún vecino por el camino.

En un andén del metro, un hombre se acercó para preguntarme, primero, si tenía fuego, después, la hora y, por último, por una estación del metro. Yo me sentía dentro de la piel del personaje y observa lo que pasaba por mí. En Pigalle me esperaba un amigo y su presencia me apaciguó.

Me senté en la terraza de un café elegido a propósito. Crucé las piernas con descaro y encendí voluptuosamente un cigarrillo rubio, mientras observaba mi entorno. Descubrí las miradas de los hombres, ávidas, despectivas, perversas, etcétera. Mientras afrontaba aquellas miradas, notaba que en mí, en mi vientre, surgía una nueva fuerza.

Transcurrió una hora, se acercaron cinco o seis hombres que querían subir a mi casa. Me negué, pretextando una enfermedad benigna. Algunos debieron pensar que tenía SIDA.

Después de cenar con mi amigo Hervé, volví a casa agotada, pero ya no tenía miedo y desde entonces he podido relacionarme con los hombres y subir mis seis pisos sin problemas. He dejado de esconderme y me siento en paz.

Este acto me permitió descubrir que en mí coexistían varios personajes, manifestarlos, vivir mi miedo y superarlo. Experimenté una gran liberación y la confianza de que en adelante podría avanzar, seguir mi camino. Sin este acto, qué duda cabe, lo hubiera reprimido todo. Ahora siento que me he abierto.

El miércoles pasado, al volver de la conferencia, vi que un hombre me seguía. Quería acostarse conmigo. Me vino a la memoria el acto y toda la fuerza que había extraído de él. Discutí con ese hombre y pude ver el miedo en sus ojos. Tomé conciencia de mi propia fuerza y él también la sintió. Salió del edificio y yo subí a mi departamento, tranquila, confiada.

Mucho amor, alegría y armonía para ti y tu familia.”

*130124_jodorowsky_tu-miedo-termina-cuando_psicologa-emocional

 

One comment

Escribe un comentario

Puede usar HTML:
<a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>

Current ye@r *