Candela:
HOLA ALEJANDRO:
Desde mi adolescencia, tuve anorexia, he sentido que el suicidio es mi destino. Nunca lo he intentado, pero cada vez que tengo una crisis, una ruptura de pareja, falta de trabajo, etc.., me invade la idea. En estos momentos, me levanto y me acuesto pensando en el suicidio. Me autosaboteo en todo lo que quiero, de una manera muy cruel y grotesca. Creo que ya no puedo más y tengo miedo a que un día ponga en práctica mis pensamientos. Por otro lado amo la vida, me dedico al teatro y me hace feliz hacer reír a los demás. No entiendo que por un lado tenga tanta energía creadora y por otro, una gran atracción hacia la destrucción. Me siento una cobarde pues nunca termino nada, y todo lo hago a medio gas. Nunca lucho lo suficiente por lo que quiero. Ahora mismo me han diagnosticado depresión aguda, y pese a que me mandarón unas pastillas no me las estoy tomando, pues no quiero engancharme y sobre todo tengo miedo. No sé que hacer y estoy sin ganas de nada. Me paso gran parte del día en la cama. Estoy yendo a una psicoterapeuta, pero a pesar de que ella es buena profesional no consigo salir,,, creo que no quiero sanar. No sé como salir de este atolladero cada vez más duro y cerrado. Solo quiero morir. No me siento merecedora de nada, pues yo misma tiro todo lo que amo por la ventana. ¿hay algo que podría hacer para sanar? Gracias.
RESPUESTA DE ALEJANDRO JODOROWSKY
¡Ay, Candela, qué difícil va a ser para mí ayudarte! ¡Tan difícil como fue para ti nacer! He subrayado algunas frases reveladoras en tu mensaje: fíjate bien en lo que has escrito y verás que, sin que te des cuenta, tu inconsciente te está dando la clave de tus sufrimientos: «No consigo salir (del vientre materno)» «No sé como salir de este atolladero, duro y cerrado (mi lucha siendo feto para descender por el útero de una mujer que no desea parirme, que estrecha su vagina, que cierra su vulva, dejándome atorada en el camino)». «No consigo salir (lucho desesperadamente por entrar en el mundo, porque estoy llena de vida, ¡y lo logro! Pero a costa de una inmensa angustia y ahogo)». «Tiro todo lo que amo por la ventana (de la misma manera que mi madre me parió sin placer, no dándome la vida, sino expulsándome fuera como si yo fuera un tumor)»… «No me siento merecedora de nada (porque mi madre no quería que yo viviera: al no tener su amor siento que no valgo nada, que soy una basura)». «Nunca termino nada y todo lo hago a medio gas (mi madre debe haber naufragado en las sombras de una peridural, no terminando su labor y dejando que el médico me extrajera)»… «Autosaboteo todo lo que quiero (mis padres sabotean el hecho de que esté viva, mi presencia para ellos está demás. Llevo en la memoria celular la orden de desaparecer. Por eso digo:) «El suicidio es mi destino (en todo momento actúa en mi la orden de no existir). Tienes anorexia, expresando que tu cuerpo sobra; fracasas en las parejas, en el trabajo, te deprimes, obedeces a esa madre indigna y a ese padre ausente. Te conviertes en tu propio verdugo. ¿Quién es este verdugo? Una pequeña niña malquerida que, sedienta de amor, obedece a sus padres para darse la aniquilación que ellos desean darle… ¿Cómo te puedo ayudar? ¿De qué sirven las palabras? ¿Si te digo que la vida es bella, que todo es para bien, que en el profundo interior de ti misma eres un ser hermoso y perfecto, que el cosmos confía en ti con tal amor que te dio las fuerzas necesarias para salir de esa vagina criminal y plantar tu alma en el mundo, eres capaz de aceptarlo? ¿Cómo darte la fe para creas que mereces existir, que aunque nunca lo sepas, si estás respirando aún es porque tienes una secreta misión; no eres indispensable, pero sí muy necesaria… ¿Necesaria para qué? Si logras vencer la adversidad, esto que te ha pasado lo considerarás tu escuela iniciática, y con la experiencia que tienes del dolor , podrás ayudar a seres con menos conciencia que tú, a darse cuenta que pueden y deben sobrevivir. Salvarás muchas vidas. Lee en mi libro «Manual de psicomagia» el capítulo consagrado al masaje de nacimiento y trata de practicar esta ceremonia. Pero antes, mueve cielo y tierra para lograr el permiso de asistir en un matadero a la matanza de vacunos, pensando al ver caer y desangrarse esos pobres animales que así tú viniste al mundo. Sal a la calle después pensando que tú eres un animal tan fuerte que pudo liberarse de esa muerte atroz. Nunca más vuelvas a comer carne roja. Envíale por correo tres kilos de carne cruda a tu madre, y tres kilos a tu padre. Puedes hacerlo en forma anónima. No les vuelvas a hablar durante tres años. En el teatro crea una mujer payaso que va a las guarderías de niños muy pequeños y, con una gentil música de fondo, les canta algo mientras les cocina una tortilla azucarada. Una vez por mes, durante tus reglas, sube al techo a comer una tortilla azucarada bajo la luz de la luna. Deja de hacer todo esto cuando encuentres al ser que te ama de verdad. Y no lo dudes, eso sucederá.