No eres lo que te propones, sino lo que haces. Si no intentas hacer lo que de verdad quieres, consumes tu vida …
La tecnología no tiene límites; pero la avaricia humana tampoco. Lo que impide mejorar el mundo son los intereses creados de quienes lo dominan.
¿En su futuro no hay recibos de la luz?
Del mismo modo que internet distribuye contenidos que todos creamos y consumimos, Enernet distribuirá gratis la energía que todos produciremos y gastaremos en casa.
Ahora te cobran por sacar energía de la red y por meter energía en la red.
Los dinosaurios de las grandes multinacionales de la energía intentan así conservar su negocio, pero acabarán extinguiéndose.
La energía sufrirá una revolución igual a las de las telecomunicaciones. Cada tejado será una central y verterá la energía que no use en Enernet, y cuando necesite más, la sacará de la red.
¿Por qué cree que no la frenarán?
Porque la falta de crecimiento económico acabará ahogando a los gobiernos y se darán cuenta de que o dan gratis la energía –igual que internet da hoy gratis los contenidos– o no habrá ese gran salto económico que necesitamos.
Y vamos a ver otra industria que se hundirá antes de renacer. Las farmaindustrias son ineficientes y obtienen cada vez menos resultados por dólar invertido. En cambio, las tecnológicas obtienen cada vez más capacidad por menos inversión.
La educación también cambiará, aunque hay enormes resistencias corporativas y sentimentales a aceptar que hoy aún estamos educando para el mundo del pasado. Hay que dejar de obsesionarse por exámenes, tests y resultados: las grandes habilidades de ese porvenir que estudiamos hoy no se están incentivando, porque no se pueden medir.
Breve extracto de una entrevista con Mark Stevenson, analista de prospectiva, en La Vanguardia.