¡ADIÓS MAESTRO!

¡ADIÓS MAESTRO!

Homenaje a los maestros que pasan por nuestras vidas

Nos referimos a aquellos que nos han dejado una profunda y significativa huella. Sin olvidar que podemos aprender mucho de cualquier cosa que la vida nos ponga delante. Por eso hay quien afirma que todo puede ser un “maestro”.

Pero si nos centramos en los maestros humanos, dado que los caminos son infinitos, mis maestros (aquellos que en un momento de mi vida me mostraron algo significativo) no serán tus maestros ni los suyos. Si revisamos nuestra vida descubriremos que algunos siguen vivos en nuestra conciencia, aunque ya no tengamos contacto con ellos, o hayan abandonado este plano.

Respecto al carácter de los mismos, no tienen por qué ser simpáticos, agradables, ni maravillosos en el trato. Seguramente ya hemos descubierto que los hay de todos los colores y actitudes.

Y por si alguien lo duda, ellos también son humanos, es decir no son perfectos. Por tanto (antes que criticar) será mejor que te preguntes qué aprendiste de ellos y hasta que punto te han sido útiles en tu camino.

A un maestro como mejor se le reconoce es por sus obras. Aunque más importante que las palabras que nos transmitieron, es el modelo o los valores que vimos en ellos. (Valores que ya estaban como semilla en nosotros porque de lo contrario nunca los habríamos percibido)

También es cierto que nuestros padres actuaron como modelos (para bien o para mal), por tanto también son maestros.

Un día, más pronto o más tarde, todos ellos desaparecerán de nuestras vidas. Llegado ese momento integremos en nuestro interior sus enseñanzas y convirtámonos en nuestros propios padres y en nuestros propios maestros.

¡Y nunca nos olvidemos de agradecer lo poco o lo mucho que nos transmitieron!

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