Álvaro, ¿por qué surge la necesidad de rediseñar el tarot de Marsella?

-Tiene que ver con el prejuicio que he visto en la mayoría de las personas frente a los diseños medievales del tarot de Marsella, y que en realidad son del medioevo tardío. Entonces, me daba cuenta de esta reacción en la gente, pero también yo sentía que este tarot era muy rico en su estructura, con lo cual se podía hacer un trabajo muy profundo e interesante. Y la pregunta que me surgió fue cómo llego a esa gente, ¿por el contenido?, ¿por el dibujo? y claro, me pareció que lo más importante era hacer un cambio en la imagen visual de las cartas, porque era la entrada y la presentación del tarot de Marsella, y lo que hice fue suavizar los rostros de los personajes humanos de los arcanos mayores, mientras que a los animales y seres híbridos los dejé igual.


Tú aclaraste en algún minuto que el tarot de Marsella era más antiguo que el egipcio, al cual todos se refieren como el original, ¿puedes contarme un poco más de eso?

-En un momento de la historia europea aparecen los mamelucos, esclavos entrenados para la guerra de Persia, y cuando llegan a Europa llevan naipes, y representaban una especie de sables, palos de polo, oros y copas, es decir, los cuatro elementos de los arcanos menores, y eso era para ellos un juego.

Y seguramente el objetivo era sólo un juego de cartas…
-Claro, pero cuando ellos llegan a Europa en el 1200 más o menos, sólo 200 años después se crea el Tarot, ¡200 años! ¿Y cómo se crea? Se arma con lo que reconocemos como Arcanos Mayores que recrean escenas propias del imaginario medieval: el diablo, el Papa, el Ángel, son claramente alegorías de la época,  y eso se junta con el juego que habían llevado antes los mamelucos.

¿Pero al principio el tarot se usaba como juego entonces?
-Sí, se usaba como un juego, cuando se crean los arcanos mayores, y que aún no era considerado un tarot, en las tabernas se practicaba un juego llamado “Tarocci Appropiati”, el cual consistía en que un poeta o juglar repartía los 22 arcanos mayores a 22 damas sentadas, y cada una de ellas mostraba una carta y el poeta hacía una alegoría, describiendo a la dama a partir de esa carta del tarot. Eso aparece en el libro de Calvino que se llama “El destino de los castillos cruzados”.


¿Cuándo se considera que el tarot puede ser oracular o interpretarnos?

-Hay un pastor protestante que se llamó Antoine Court de Gébelin, ahí empezó a quedar la escoba…, él era un tipo que se metió mucho en la filosofía, a conocer los símbolos, fue uno de los primeros ocultistas en el fondo, era del 1770 y tantos, y escribe un libro que se llamó “Le monde primitif” y ahí describe los arcanos mayores y los asocia con el libro de Toth, ¿y qué es el libro de Toth, quién Toth? el Dios de la sabiduría egipcia, y ahí comienza la tradición esotérica de que el tarot viene de Egipto y no es más que un delirio de De Gébelin. Paralelo a él, habían otros personajes que asociaban el tarot a otras cosas, y negaban la postura de él, porque él tomó imágenes de los egipcios e incluso alteró algunos arcanos mayores como el colgado que lo puso de pie, derecho, y como está así, lo interpretó como el símbolo de prudencia, y quedó así hasta el día de hoy como una de las características de esa carta. Era su visión, pero el problema es que lo vendieron como una verdad ¡y ahí está el gran problema!

-En 1770 aparece otro personaje que se llamó Nicolás Conver, y él copia el patrón del tarot de Marsella, con una serie de alternaciones de colores, pero hace una versión que se vuelve muy famosa y es la que conocemos hoy en día. Si bien, hubo otras versiones parecidas de otras personas, pero éste se hizo popular, pero se masificó más, y lo que yo hice ahora fue tomar ese tarot popular y suavicé las cartas, porque como son diseños medievales, tienen ojeras, ojos grandes, hay rostros que parecen enojados y eso no le gusta a la gente.

Por otro lado también rescataste el tarot que rediseñó Alejandro Jodorowsky
-Claro, porque él es el primero que le lava la cara al tarot de Marsella. Jodorowsky trató de llegar a una cosa más seria y profunda. Él hace su interpretación al tarot, y es importante que se entienda así, que son propuestas interpretativas. Uno recurre a lo que conoce y sacamos algo de esa estructura y generamos una propuesta. Yo no desacredito las interpretaciones, pero el problema se provoca cuando se asumen como verdad única.


¿Por qué es posible darle una orientación al consultante a través de las cartas del tarot?

-Lo que se hace es proponer las analogías que tú haces, aunque también le digo a la persona que haga una analogía con la carta que tiene al frente y la que aparece al lado o que la una a otra carta; la idea es que traten de captar los gestos que aparecen en las cartas, porque ahí te das cuenta que hay un solo movimiento que se engloban en esas tres cartas. Por ejemplo aparece la carta El Mago que puede estar representando que debes ponerte derecha y asumir tu postura,  ¡reafírmate en el mundo!, pero cuando ves la segunda carta te das cuenta que empieza a generarse un movimiento. Así, no es lo mismo, por ejemplo, estar con un libro como aparece la Papisa que con una espada como La Justicia, y al observarlo, eso te conecta con tu guión interno, con tu síquis.

Por lo tanto no hay una lógica adivinatoria que es lo que todo el mundo hace frente al tarot.
-Claro, porque acá hay una experiencia tras la observación de la imagen. Nadie sabe nada de antemano; esas imágenes se conectan con una estructura que está dentro tuyo. Lo que yo propongo es cómo te afectan las imágenes, incluso cómo te afectan físicamente.

Entonces es la analogía es la que te lleva al consejo o la orientación para el consultante
-Claro, de pronto por ejemplo ves la espada chiquitita de El Mago que está sobre la mesa, pero la carta siguiente muestra una espada más grande de La Justicia, ¿qué pasó ahí? es una lucha, una agresión o es un tema de tu intelectualidad. Es algo que se puede hacer con una herramienta simbólica o esotérica. Que tenemos cuando estamos frente a un tarot, tenemos imágenes, es un ejercicio fundamentalmente visual, y eso es lo que se ha perdido con el tiempo, porque lo que se hace en general es aprenderse ciertos significados y aplicarlo a la imagen, pero no hay ni un momento de observación de la imagen, ¡y ahí hay mucha información!, la experiencia visual es el significado.

Tu en el libro hablas del juego del tarot, no te refieres mucho al oráculo ni libro de sabiduría, cuéntame entonces cómo te vinculas con el tarot.

-Es que el tarot es visual no es literal. El que te lee el tarot te propone una interpretación, a partir de lo que simbólicamente se entiende a lo largo de la historia, pero lo importante es qué significa esa imagen para la persona. A mí me llegó el tarot a los 11 años, me lo mostró una amiga y quedé fascinado con las imágenes, los colores y las formas, pero después de varios años llego a la tradición esotérica del tarot y después a la tradición sicológica. Al principio de mi búsqueda no entendía mucho, porque además el material que había era muy básico y supersticioso, pero bueno, luego leo a Jung y entro al tema de los mitos y empiezo a hacer relaciones con los arcanos viéndolo como arquetipos, humanos, y en 1995 entro a leer el tarot como lo que se conoce tradicionalmente, y lo tomo como un trabajo. Antes de eso lo investigué e hice lecturas a los cercanos, a compañeros del colegio, pero siempre respondiendo preguntas básicas a un nivel básico, y viendo el futuro, porque eso fue también lo que me cautivó, así partí: “estas son las cartas mágicas que hablan del futuro”, era la curiosidad y se entiende, años 80, Concepción, claro.


¿Y cuando se provoca el punto de inflexión donde dices la lectura debe ser de otra manera?

-Cuando sigo leyendo y aprendiendo, leí muchos libros de sicología, donde también se mencionaba el tarot y ahí digo “el tarot tiene que servir, puede usarse como una herramienta de autoconocimiento”, y ahí dejé este otro camino, pero me tomó años. Es un proceso difícil de describir porque tuve avances y retrocesos para dejar la mirada anterior (de ver el futuro), porque yo decía: no veo el futuro, y la gente lo único que pedía era “ver el futuro”, y nadie me pescaba mi propuesta. entonces, dije voy a ser flexible y veré el futuro como una tendencia y le advertiré al consultante que estamos frente a una tendencia, pero eso fue otro problema, porque los consultantes no lo tomaban así,y se iban a su casa con “su futuro”. Vi cómo la gente asumía la propuesta que yo hacía sobre su vida, como una realidad, y ahí vi el peligro.

Entiendo que ser tarotista generó ruido con tus pares también
-El dolor de cabeza fue fuerte para mi padre, lo pasó peor, porque no entendía porqué me metía en estas cosas, un llamado de atención diario, con eso tuve que enfrentarme, pobre, con los prejuicios de mi papá, que de alguna manera tenía razón, porque cuando uno va a una librería ve unos libros tan básicos y llenos de supersticiones….


Entiendo que te chocó al ver otros tarotistas como que siguen patentando el concepto supersticioso del tarot, pudiendo ser una gran herramienta de crecimiento personal.

-Imagínate llevar esto que digo a la televisión, ¡es titánico!, porque la televisión es un espectáculo circense, de hecho se presenta como entretención, entonces que aparezca yo mostrando esta visión del tarot ha sido difícil, menos que antes, eso sí,  porque me he encargado de escribir libros, de escribir en revistas, de manera de que estoy siempre divulgando mi forma de ver las cosas y creo que lo están entendiendo. Para mí la idea de qué es lo que me depara el futuro es como ir a la cocina y preguntarle qué voy a almorzar la próxima semana.

¿El objetivo del manual en este contexto cuál es?
-En el fondo es la idea de reivindicar esta herramienta como algo que te lleva al autoconocimiento, al crecimiento personal, a una ampliación de la conciencia, y ahí aparece un término que Jodorowsky lo hizo conocido, que es la tarología, es decir, el estudio del tarot, donde se produce una interacción en la mesa con el consultante a partir de imágenes, no se trata de un vidente que lo sabe todo. Dejé de llamarme tarotista, porque lo que hago no es sólo estudiar en profundidad el tarot, sino también al momento de tener las cartas al frente del consultante, donde ambos analizamos lo que vemos. Yo no me presento como un sabelotodo frente a un consultante pasivo. En ese contexto, el libro viene con ilustraciones de los 22 arcanos para que los lectores las recorten e impriman y puedan así profundizar con esta herramienta.

Fuente: Mirada Maga